o cómo criticar desde adentro sin perder el humor
Por Fredo Godínez (@AlfiePingtajo)
I – Las preguntas
¿Quién, como ser humano, soy ante el escenario?
¿Quién -como actor, dramaturgo y actor- soy ante el texto y el hecho teatral?
¿El Teatro en verdad es un género vivo?
¿El Teatro sigue confrontando?
¿Qué papel juegan en la actualidad todos los que conforman el Teatro: actores, dramaturgos, directores, críticos y público?
¿Sigue vivo el vínculo entre Teatro y espectador o es un lazo que necesita ser relegado?
¿En qué estado se encuentra el Teatro Mexicano?
¿En verdad ya está todo escrito, dramatúrgicamente hablando, o aún hay más que decir?
¿Como dramaturgo debo construir una historia que satisfaga mis necesidades estéticas o debo tomar en cuenta al otro?
Son algunas de las preguntas, quiero imaginar, que se realizó Américo del Río Ortega a la hora de concebir ¡Qué arda Tebas!
II – La trama
Una adaptación contemporánea de Edipo Rey está por alzar telón en su noche de estreno, sin embargo, los actores y la asistente del director se percatan de que uno de los actores no ha llegado. Lo han intentado localizar sin tener éxito. La compañía sugiere al director retrasar los llamados para hacer tiempo y esperar la aparición de su compañero actor. Sólo que existe un inconveniente, entre los espectadores se encuentra el Secretario de Gobernación, quien está expectante pues se le ha prometido presenciar una obra altamente crítica con la situación política del país, y será un desatino hacerlo esperar; razón por la cual el director realizará unos ajustes de último minuto.
¡Qué arda Tebas! es una puesta en escena que a través de la ironía y el sarcasmo contará al espectador una historia que ahonda en las entrañas más profundas del ámbito teatral.
III – La interpretación y el texto
¡Qué arda Tebas! de Américo del Río es un divertimento teatral y al mismo tiempo una crítica profunda y sana al ámbito en el que se desenvuelve Américo, quien además ha pasado por casi todos los roles del ámbito teatral: actor, director y dramaturgo.
Pero ¿y qué crítica la ¡Qué arda Tebas!?: el papel protagonista que, últimamente, están teniendo las Instituciones gubernamentales en el ámbito teatral; el apoyo descarado o no que algunas Instituciones o directivos tienen por apoyar o impulsar a ciertos directores por encima de otros; la extraña moda que ronda por la escena teatral: el postdrama y/o las reinterpretaciones contemporáneas de los clásicos; el ego que invade a actores y directores que ya gozan de cierto reconocimiento; el público que ha perdido su sentido crítico; entre otras cosas.
Es una puesta en escena perfectamente ensamblada, pues está actuada con una naturaleza que da la impresión de que no estamos presenciando una obra, más bien el espectador se disfraza de la sombra de cada uno de los actores en su día a día, usando argot futbolero: ejercemos, como espectadores, una marca personal a cada actor.
Juan José Tagle, director de la obra, logró con maestría darle vida al texto y se valió de un excelente elenco para darle vida a cada uno de los personajes, mismos que parecieran estar escritos exprofeso para cada uno de los actores y eso, creo, es un gran atino.
Nada sobra y nada falta, da la impresión de estar todo perfectamente calculado.
IV – Mi introspección
De unos meses para acá, poco tiempo después de que comencé a escribir reseñas para este espacio, comenzó la inquietud por comprender y analizar el por qué algunas funciones y/o espacios tenían más público que otros.
En un análisis burdo e inmediato, uno pensaría que es por dinero; pero éste no es necesariamente la limitante, siempre hay otros factores como pueden ser el tiempo de traslado, la carencia de estacionamiento, la comodidad del espacio mientras se esperar entrar a ver la obra; etc. Es una discusión que he tenido mucho con Johana Trujillo y otras amistades.
Y justo sobre esto y otras cosas más platiqué con Américo del Río, momentos antes de que comenzara una de las funciones de ¡Qué arda Tebas!, yo le comentaba que algo que tendrían que entender todos los que hacen Teatro para tener salas llenas es generando un producto pensando en el futuro espectador.
Me intentaré explicar: si yo tuviera en mis manos alguna obra de Teatro, le daría unas cuantas lecturas para comprender a fondo la historia y los personajes, e intentar visualizarla en escena. Una vez comprendida la historia, me acercaría al director que considero será capaz de dialogar mis ideas; posteriormente -junto al director- escogeríamos al elenco ideal según las características de los personajes y acorde a la capacidad de acoplamiento con el sistema de trabajo del director. Estos, considero, son los procesos primigenios para concebir un montaje redondo.
Parecería que dichas etapas las tenían bien claras tanto Américo del Río como su director Juan José Tagle, pues el amalgamiento entre la obra y los actores es maravilloso. Da la impresión de que llevan muchos años en cartelera, pues las actuaciones son precisas.
De igual forma, me parece muy plausible la formula que escogieron para realizar una crítica a los vicios que caracteriza la labor teatral en México: el sarcasmo, la ironía.
¡Qué arda Tebas! merece todos los aplausos del mundo, pues su discurso tiene la virtud de ser comprendido tanto por el público en general como el asistente asiduo al teatro, así como por la comunidad teatral.
En lo particular, me parece atractivo el diálogo que guarda con una película dirigida por Francisco Franco: Tercera llamada y me parece interesante que, al parecer, ¡Qué arda Tebas! sería la primera obra que buscar reflejar y criticar el comportamiento de la comunidad teatral.
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“¡Qué arda Tebas!””
Dramaturgia: Américo del Río.
Dirección: Juan José Tagle.
Elenco: Lucero Trejo, Héctor Holten, Hamlet Ramírez, Samantha Coronel, Luz Olvera, Miguel Narro, Estephany Hernández y Américo del Río.
Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque (Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n, Paseo de la Reforma, CDMX)
Jueves y viernes: 8PM, sábados: 7PM y domingos: 6PM.
Hasta el 16 de junio de 2019.