UN AUTO DE FE AMOROSO
Por Fredo Godínez
“Llevamos en la sangre, en el alma y en la mente, lo que hemos sido. Nunca dejaremos de ser, nuestras madres (padres), nuestras abuelas (abuelos). Pero siempre será nuestra elección lo que seamos.”
Carolina Estada.
Mucho se ha discutido sobre si el director debe pensar en el espectador al momento de ir armando el rompecabezas que unirá en un solo cuadro al dramaturgo, a los actores y al director. Los desencuentros en este tema son frecuentes.
El debate tiene dos polos, pienso: la obra debe ir en busca del espectador o el espectador en busca de la obra.
Desde mi perspectiva, una buena obra de Teatro es aquella que logra conectar con el espectador sin hacer a un lado las búsquedas estéticas o discursivas del dramaturgo o del director. Y por otro lado, lo peor que puede pasarle a todos es que el espectador salga de una obra de Teatro de la misma forma en que se entra: sin nada.
Mis conocimientos del Teatro son los de un simple espectador que va por los foros en busca de obras, de historias que me cubran los huecos que me dejan la Novela, el Cuento o la Poesía.
“Los minutos se vierten” no sólo me cubrió mis huecos, mis ausencias sentimentales; si no que me abrió tales y me recordó que a pesar de esas ausencias sigo en pie, sigo vivo.
A través de la Danza y el Teatro, un colectivo de actores se plantan en el escenario para contarnos sus historias familiares, más precisamente sus recuerdos más hondos y alegres que tienen y conservan sobre sus abuelas. La sinceridad de cada actor en el escenario es asombrosa; aquí la ficción es la gran ausente y cede espacio a la entraña, al sentimiento más puro. El teatro, pues, como una auténtica catarsis y el espectador como el gran receptor, quien también tendrá su oportunidad de abrir sus entrañas y ponerse al mismo nivel del actor. Es un círculo sentimental que se abre con el actor en escenario y logra cerrarse cuando el espectador se reconoce y da voz a sus sentimientos y recuerdos.
“Los minutos se vierten” es un homenaje a las abuelas por sus enseñanzas, sus cuidados y también es un reclamo, una reconciliación y un perdón; un auto de fe.
“Los minutos se vierten” es una obra que viene a recordarnos que uno es lo que es gracias y a pesar de nuestros abuelos, nuestros padres y nosotros mismos.
“Los minutos se vierten” como un homenaje al tiempo perdido y una invitación a atesorar cada recuerdo, pues son gasolina para sobrevivir a los tiempos difíciles.
“Los minutos se vierten” es una obra realizada por la parte personal e íntima de los actores, y que busca conectar con los sentimientos más profundos del espectador. Una obra que sirve para formar públicos teatrales, y que debe y puede ser vista por toda la familia.
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“Los minutos se vierten”
Creación colectiva basada en el texto homónimo de: Carolina Estrada.
Dirección: Adrián Asdrúbal Galindo Vega.
Reparto: Iván Caldera Álvarez, Gabriela del Río, Marisol Paredes, Yollotl Manzur, Alejandra Díaz y Natalia Alanís.
Producción y Gestión: ONIRISMOS, A. C.
Teatro Sergio Magaña: Calle Sor Juana Inés de la Cruz, 114, Sta. María la Ribera, 06400, Ciudad de México.
Martes y miércoles 8:30 P.M., hasta el 26 de octubre.