Un jardín: jugar, contemplar y descubrir

Texto y fotografías por: Johana Trujillo

Diferentes tonalidades de verde me llevan a reconocer un jardín. Dos casitas frente a mí comienzan a cobrar vida. Llaman la atención de la pequeña espectadora que eligió ser parte de la experiencia.

Una ventana se abre en la casa de la derecha, luego en la de la izquierda. Se persiguen, se imitan, exploran, juegan. Luego se saludan con un pie o con una mano. Una lagartija y un gusano de cartón salen de ahí.

“No estoy entendiendo”, dice mi cabeza mientras veo Un Jardín en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque (CCB). Después, los personajes asoman la cabeza y nos miran asombrados. Salen, juegan a imitarse mientras hacen coreografías y movimientos corporales. “¿De qué se trata esto? ¿Cuál es el objetivo”, vuelve a intervenir mi mente. El jardín en la noche cobra vida con luciérnagas y flores luminosas.

La música es instrumental y relajante, media hora después, cambia a una más rápida y “movida”. No hay diálogos, solo movimiento, sonidos y música que invita a estar presentes y atentos. Estos personajes nos invitan a jugar, contemplar y descubrir juntos ese espacios de hojas sueltas, altos pastos y ramitas caídas de los árboles.

Un Jardín es un espacio, una experiencia escénica para peques de 2 a 4 años, personitas que se asombran, se preguntan y quieren ir a explorar lo que tienen frente a sus ojos. De esta manera, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del programa de Teatro para niñas, niños y jóvenes de la Coordinación Nacional de Teatro y la compañía Una canasta de limones, invitan a ha habitar el espacio teatral en familia. Se busca que se toquen texturas y que todos puedan jugar, el único requisito es interactuar sin zapatos.

Con este proyecto, la compañía Una canasta de limones busca entender a qué juegan y qué interesa a estas edades. La propuesta nace de preguntarse: ¿cómo generar un espacio seguro para que los niños puedan habitarlo? ¿A qué queremos jugar? ¿Cómo comparten y ven la vida esta edad?

Esta puesta en escena cuenta con la dirección escénica de Mauricio Arizona y las interpretaciones de André Usagui y Mario González Solís. El diseño de escenografía es de Aline Bejarano, el diseño de vestuario, de Sergio Mirón; la ilustración escénica e identidad gráfica de Marco Enciso, y la música original está a cargo de Edwin de Partera.

Los pequeños que se animen a explorar ese jardín nos mostrarán la curiosidad en acción y cómo jugar, sin embargo me queda la duda sobre cuánta conexión con la naturaleza puede generar esta experiencia que se apoya de la ficción. Si alguien tiene la respuesta por favor escríbame de vuelta. Mientras, vayan y exploraren Un jardín, harán una pausa descubriendo el valor de compartir. Ofrecerá temporada del 23 de septiembre al 29 de octubre, los sábados y domingos a las 13:00 horas, en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky del CCB.

Omar Carrum, creador de Corpo Gourmet

Por Johana Trujillo A.

El bailarín y coreógrafo Omar Carrum, creador del concepto Corpo Gourmet, en coproducción con Lena Vagnerová & Company de Praga, República Checa, trae a la Ciudad de México Corpo Gourmet / Antropofagia.

Omar Carrum es bailarín, maestro de coreografía y creador audiovisual. Co-fundó Delfos Danza Contemporánea en 1993, pero tras 24 años de trabajo con la compañía de danza contemporánea y de codirigir el programa de la Escuela Profesional de Danza de Mazatlan (EPDM) por 20 años, inició su propio camino de búsqueda creativa y pedagógica en 2017.

Alquimia Escénica es la compañía de Danza y Teatro Físico que codirige con Angélica Acuña. Desarrollan su quehacer artístico en seis ejes: investigación, creación, circulación, gestión, difusión y pedagogía de las artes escénicas. Como los antiguos alquimistas, buscan transformar sus historias personales, cuestionamientos y procesos de vida en hechos escénicos, tomando el cuerpo pisco-físico como principal eje de estudio.

“Una parte de la filosofía de la compañía y de mi filosofía es la búsqueda de lo que yo llamo la tercera entidad. La tercera entidad es lo que surge cuando dos ideas se juntan en un lugar y se crea una nueva que nunca pudiese haber existido si esas ideas no se hubieran juntado en ese momento”, explica Carrum en entrevista para Distrito Teatral. Su motor es la colaboración en sí misma por “esta posibilidad de que emerja esta tercera entidad totalmente distinta.” Por eso, entre los objetivo de la compañía está la colaboración con artistas de México y otros países para compartir ideas, cultura y experiencias personales por medio de residencias de investigación y creación de corto, mediano y largo plazo.

Así, en coproducción con Lena Vagnerová & Company, de Praga, presentarán por primera vez en la Ciudad de México Corpo Gourmet / Antropofagia, una experiencia teatral, social y culinaria donde recibirán una copa de vino y un menú de diez “manjares escénicos” del que podrán elegir sólo cuatro para comenzar un recorrido artístico y culinario a través del sabor de sus deseos. Mientras observan a los artistas y escuchan la música, los espectadores degustan un platillo creado por un chef, que contiene los sabores y olores relacionados con cada escena en particular.

De hecho, esta propuesta viene en gran medida de una investigación realizada gracias a la Beca Guggenheim que obtuvo en 2009, convirtiéndose en el primer coreógrafo mexicano en recibirla. Investigó sobre los procesos que vive el bailarín en el momento de interpretar una obra coreográfica pues había observado a intérpretes con un talento natural para convertirse en otros en el escenario mientras que otras personas iban adquiriendo y desarrollando una capacidad de transformación interna. Entrevistó y trabajó con Claudia Lavista cofundadora de Delfos, con el bailarín Miguel Mancillas y con Vladimir Rodríguez de la compañía Cortosinesis, interpretes que para él han sido fundamentales. “Todos los grandes interpretes que son brutales cuando los ves en escena, tienen una capacidad de estar en el estado presente, y el estado presente implica todos tus sentidos. Cuando estás totalmente presente hay una sensación de que todos tus sentidos están percibiendo al mismo tiempo”.

Ahí se siembra una semilla fundamental en su carrera. Gracias a “cuestionamientos sobre la escena, sobre la improvisación, sobre la fusión entre el teatro físico y la danza no desde un punto de vista del teatro sino desde una investigación del cuerpo y tomando la palabra, el gesto, la representación y todos estos artilugio del teatro desde nuestra investigación del cuerpo, es que se consolidan todas las propuestas artísticas que ahora hago.”

Corpo Gourmet / Antropofagia es una apuesta para abrir al público a esa misma sensación de estar presente con todos sus sentidos y repensar las posibilidades del arte. De este concepto surgido en 2015, han creando hasta la fecha 21 escenas de diferentes temas y conformando diversos menús para cada uno de los espectáculos realizados por 93 artistas escénicos, 6 chefs de renombre y muchos asistentes de cocina, camareros, bartenders, guías, técnicos y personal quienes han participado para llevar a cabo la experiencia en Mazatlán, Belo Horizonte, Panamá, Bogotá y Praga.

Ahora en Ciudad de México sólo podrá ser disfrutado por 100 personas, el próximo 29 de septiembre a las 8:00 pm en Un Teatro, ubicado en Nuevo León 46, Col. Condesa. La experiencia con una copa de vino tiene un costo de $690.00 M.N. y con barra libre $960.00 M.N. Al final podrán quedarse a la DJ Party con la coreografía mexicana de House, Hip Hop, Whacking y Contemporáneo, Paulina Pulido. Adquiere tus boletos en unteatro.org (https://www.unteatro.org/compra-de-boletos)

Otro Romeo y Julieta

Romeo y Julieta quizá sea una de las historias de la literatura más conocidas. Dos adolescentes cuyas familias están enemistadas y se enamoran. Su amor prohibido (ésta es la verdadera historia de la cual no pienso dar detalles por si hay algún despistado que aún no la haya leído o visto) los lleva a un fatal desenlace.

   Bestiario teatro presentó ésta misma obra en el Teatro La Capilla de la Ciudad de México. Bajo la dirección y traducción de Diego Álvarez Robledo diez jóvenes actores vestidos de manera simple, un pantalón holgado, camisa negra y botas de trabajo, dieron vida a esta historia estrenada en el siglo XVI.

   La propuesta de Bestiario es atractiva. Toda la obra parece un collage en el que la anécdota es más importante que la figura del actor, me explico: los personajes de Shakespeare están dibujados con sus características particulares, de modo que los actores se pasan el vestuario como una especie de estafeta, es así que a veces Romeo es ella, o Julieta es él, pero la dama que acompaña a Julieta siempre es coja y lleva mandil.

   Mientras que la obra sucede en Verona y Mantua, Bestiario no se preocupa de vestir el teatro con decorados o escenografías complejas; la compañía apuesta por un espacio negro, simple, con apenas tres cajones de madera cruda que les sirven para crear diferentes sitios. Así estos cajones se convierten en un sepulcro, en un salón de fiestas o en la muralla que Romeo escala para llegar a su amada. Al fondo hay un balcón que acentúa y crea atmósferas distintas gracias a la iluminación y, hay que decirlo, la dirección aprovechó al máximo el espacio del teatro, ya que los actores no se limitaban al escenario, entraban y salían por entre el pasillo del público lo que, como espectadores, nos obligaba a seguir con atención a los actores y daba una absoluta fluidez entre una escena y otra que mantenía el ritmo de la obra.

   Para sumar un elemento a esto que he percibido como un collage, hay que destacar el playlist que acompañaba la obra, acentuando el ambiente creado por los actores, canciones de Radiohead, The Beatles, The Turtles, The Mamas & The Papas e incluso alguna colada de Celso Piña potenciaban algún aspecto emotivo o festivo en las diferentes escenas, en las que la propuesta rozaba con un musical.

   Un detalle muy puntual que hubiera agradecido es un intermedio, casi tres horas de función requieren de mucho trabajo y atención, no sólo para los actores, sino como espectadora.

   Romeo y Julieta es un clásico, es una apuesta segura porque es una obra que, no sólo ha sobrevivido a este mundo ingrato que a veces suele ser el teatro, sino que ha permanecido con gloria tanto en la literatura como en la escena.

La propuesta de Bestiario al rehacer a Shakespeare es atractiva, pero no puedo evitar preguntarme: ¿para qué? ¿Se hace teatro por el ejercicio de hacer teatro? ¿Pudo haber sido Shakespeare como Moliere o Lope de Vega? Y no me malentiendan, da gusto ver a jóvenes con tanta energía en la escena, pero al final no creo haber visto una perspectiva diferente de Romeo y Julieta.

Quizá, como decía Michael Ende en Momo “En una palabra: los teatros eran tal como la gente se los podía permitir. Pero todos querían tener uno, porque eran oyentes y mirones apasionados.” Y entonces tenemos el teatro que nos podemos permitir.

 

Blanca Valdepeña.

Ensayista y traductora. Estudió Letras hispánicas en la Universidad de Guadalajara. 

Pulsar: la violencia que transforma una vida

Por Johana Trujillo

La normalización de las relaciones afectadas por la violencia hasta el punto gráfico del ataque físico a una mujer adolescente se debe a la impunidad y a que no se hace ningún tipo de seguimiento; las penas se imputan sobre agresiones leves porque el impacto físico no se puede tipificar como intento de homicidio.

Esto es lo que llevó a Gabriela Román, dramaturga, directora teatral y traductora morelense a escribir “Pulsar”, una obra que empezó después de leer cuántos casos existen en México y en el mundo, de mujeres que son atacadas con ácido, una realidad que sucede a mujeres jóvenes.

Gabriela tiene una fascinación por la astronomía, ha encontrado en la ciencia maneras de explicar cosas, por eso aborda temas complicados desde un espacio poético-científico. Pulsar es una energía, entonces, la obra se en cierra en un universo metafórico, de hecho, es una respuesta a su texto “Cósmica” que habla del acoso escolar.

“Los personajes son un reflejo de mi misma. Tratan los caminos habituales de denuncia, sentirse solas en este momento terrible y el camino que encuentran es la escritura y las pintas que hacen. Es un reflejo porque muchas veces yo no sé qué hacer”, me comparte.

Además, lo interesante es que “la historia está contada desde el punto de vista de las dos amigas. Buscaba cambiar hacia los testigos porque siempre se da voz al victimario o la víctima, pero los que están al rededor también están involucrados”.

“Pulsar” cuenta la historia de Fátima, una adolescente que es atacada con ácido y cuya vida se transforma, pero la amistad de sus amigas se mantiene intacta. Todo comienza cuando Fátima llega a una nueva escuela secundaria y conoce a Alba y Aurora, dos hermanas gemelas que se vuelven sus mejores amigas. En una fiesta también conoce a Manuel y se hacen novios, pero ella lo termina al poco tiempo. Él intenta regresar con ella, pero la joven se niega y, entonces, él la acosa y difunde chismes sobre su relación.

Cabe mencionar que “Pulsar” estrenó su primera temporada dentro del Segundo Ciclo de Brujas: Nuevas dramaturgias para una producción escénica feminista, del Foro Shakespeare. Ahora tendrá una nueva temporada en el Espacio Urgente 2, del mismo Foro. Dirigida por Rocío Belmont, es interpretada por Itari Marta y Sandra Burgos, con la producción ejecutiva a cargo de Nareni Gamboa y la producción general de Shakespeare & Cía.

Para proporcionar más información a lxs espectadorxs sobre la violencia de género y la violencia química, al final de algunas funciones se llevarán a cabo conversatorios con expertas en la materia como las integrantes de la Fundación Carmen Sánchez, dedicada a visibilizar casos de ataques con ácido a mujeres mexicanas, acompañar a las víctimas y familiares en el proceso médico, legal y psicológico y gestionar alianzas estratégicas con el sector público y privado para prevenir, investigar, atender, erradicar y sancionar estos crímenes.

Podrán verla todos los miércoles a las 20:30 horas del 6 de septiembre al 25 de octubre de 2023. Cada boleto tiene un costo de 300 pesos, con el 30% de descuento a estudiantes, maestros e INAPAM. Boletos en Foro Shakespeare 

La importancia del arte en la época actual

Por Viridiana Nárud / Foto: Unsplash

Durante varias décadas hemos estado escuchado que todo es arte y que cualquiera puede ser artista, esta idea incluyente nace después del máximo boom artístico en donde lo hermoso y sublime no podía ser superado. Ya teníamos el David de Miguel Ángel, la Monalisa de Da Vinci y el surrealismo de Dalí. La anatomía humana expresada en arte ya no podía ser superada, el realismo y lo racional ya no tenían cabida en el mundo del arte, pero ¿qué podía hacerse ahora si lo sublime se convertía en lo cotidiano y aburrido?

Hablar de lo terrible y hermoso, de la cotidianidad y su belleza sin arrebatos, de un paisaje abriéndose en nuestro andar, de nuestras impresiones y expresiones psíquicas, pero faltaba un grado más, faltaba la re-interpretación del arte. El arte y su reproducción permitían a cualquiera tener a una Monalisa colgando de su pared, incluso en dimensiones más grandes que la original; es más, en la actualidad podemos tenerla en nuestra taza de café y tomar de ella. Entonces, ¿qué hace al arte arte?

Walter Benjamin dice que es su aura, una esencia que no puede ser reproducible. Hoy nos encontramos en tiempos complejos en donde no sólo cualquiera puede ser artista y cualquier cosa puede ser arte; hoy nos enfrentamos a la realidad de que existen inteligencias artificiales que han sido creadas con la intención de aniquilar la expresión artística humana en pos de ahorrarse unos cuántos dólares.

¿Por qué es entonces importante el arte en la vida de los seres humanos? Joseph Campbell explica en Las máscaras de Dios, dentro del segundo tomo, que durante la época pre Dinástica de los Faraones estos eran asesinados cada treinta años y que se establecía uno nuevo después de su muerte. Con la inmersión psicológica se permite que el faraón ya no sea asesinado y muera simbólicamente a través del sacrificio de un toro. Esta inmersión y creación psicológica abrió camino al arte a través del ritual. Del mismo modo los Vedas eran inspirados y guiados para mostrar la realidad y verdad al pueblo. El Brahama podía ser considerado bueno o malo según la expresión y capacidad lingüística para revelar el otro mundo. Esta proceso de imaginación permitía al ser humano unir el desfragmentado universo y poner orden.

Los proceso rituales y artísticos en la antigüedad iban de la mano, el artista era un profeta que caminaba por oscuros y luminosos caminos que ponían en riesgo su estabilidad psíquica. El artista mostraba el mundo a los hombres  y les permitía ser humanos. El arte no es un concepto natural al hombre, por el contrario es un constructo y evolución del pensamiento que en su explosión ha permitido a los artistas revelar no sólo verdades Divinas sino humanas.

El artista al alejarse de lo Divino se acerca a la psique humana y la estudia profundamente. Los griegos fueron grandes observadores de la psique humana y mostraron a los dioses totalmente humanos, envidiosos, lujuriosos, poderosos… Existía una batalla eterna entre las huestes de los dioses que involucraban a los hombres. Gracias a la profundidad y al estudio de la psique, Freud pudo hablar del complejo de Edipo. Gracias al arte y su literatura la psicología ha podido crear sus bases en el estudio del hombre.

El arte no es una cosa abstracta que nace de la nada, es una expresión de la evolución del pensamiento y de la razón. El arte sirve para mantenernos humanos o volvernos humanos. La deshumanización del arte es también expresión de la deshumanización en la época actual. Se quiere poseer al arte, no se le quiere admirar, tampoco se le desea pensar; se pretende comprar, arrebatar del otro, volvernos únicos y snob. Es necesario y urgente volver a sentir y criticar a nuestra sociedad deshumanizada y confundida entre sólo dos bandos, buenos vs malos, pero no se puede definir qué es lo bueno porque es subjetivo y relativo.

Todos eran mis hijos

Por Viridiana Nárud

Arthur Miller es conocido por haber hecho fuertes críticas al sistema y la creación como ideal del conocido Sueño Americano, el cual promueve hasta la fecha, los valores norteamericanos de la meritocracia. Sin embargo, la obra de Miller no es panfletaria, por el contrario, es totalmente humana. Los personajes de este autor viven dramas profundos en los cuáles se cuestionan sus valores morales en medio de una sociedad corrompida por el dinero y el consumismo, todo esto en medio de una época llena de censura y explosión del Sueño Americano.

Todos eran mis hijos narra la historia de una familia que ha perdido a su hijo en la guerra,

poco a poco, como lo hacen las grandes dramaturgias, nos va revelando un oscuro secreto familiar que acaba con la fachada de una familia perfecta que promueve el Sueño Americano.

En esta ocasión Diego del Río decidió tomar en sus manos el texto e interpretarlo desde una visión que no pertenece a la obra. Diego impone, no escucha al texto. Esto se ve desde la primera escena en donde la unidad de espacio y tiempo se ha roto y genera en el espectador perdida y confusión.

El drama de Arthur Miller exige mucho por parte de dirección y de actores. Se necesita entender el tren de pensamiento y carga emocional de los personajes: todos tienen un oscuro pasado que los atormenta, la lucha interna no les permite estar del todo en el presente, es por ello su conflicto. Sin embargo, en el montaje de Diego del Río, los actores parecen no estar conectados con sus personajes. Miradas vacías, palabras ligeras, no existe acción alguna que muestre la densidad de acción dramática planteada por el autor y los conflictos internos y externos de los personaje.

Sólo existen tres actores que sí comprendieron la obra: Arcelia Ramírez, Angélica Bauter y Eugenio Rubio. Pero debido a la falta de replica de sus compañeros a nivel actoral, el drama parece desencajado. Hay un momento en donde Eugenio Rubio mira a Ana Guzmán buscando respuesta, pero ella no responde. Sólo la trama cobra poder y sentido cuando Arcelia Ramirez y Eugenio Rubio se encuentran. Para esto ya pasaron casi dos horas del montaje.

Mi invitación es para los actores y el director: ¿Por qué no dejar que la densidad de la dramaturgia hablen? ¿Por qué quitarle sentimiento a la palabra? ¿Por qué imponer una visión de dirección de un teatro vacío en donde no es necesario? ¿Por qué elegir un texto si en verdad se quiere decir otra cosa?

La dramaturgia de Arthur Miller no sólo expresa una época, sino cuestiona el conflicto humano ante el derrumbamiento de sus ideales, de sus creencias, es la lucha por la dignidad y el mantenerse humano ante una sociedad consumista dispuesta a todo por dinero. ¿Nos parece familiar?


La obra estará en temporada hasta el 19 de septiembre en el Teatro Helénico.

El propósito del crítico y el decir no me gusta

Por Viridiana Nárud / Foto: Hannah Grace Unsplash

Parece un acto heroico y rebelde decir “no me gusta” cuando se habla de cualquier obra. La censura ha tomado un nuevo aliento y disfraz en donde sólo lo “positivo” es bien visto y aceptable. No herir los sentimientos de nadie aunque sí se pueda herir a quien opina de manera contraria, ya que el sujeto que enuncia lo “negativo” es un enemigo que acaba con el stablishment del buen decir.

Entonces, ¿dónde queda el arte u oficio del crítico? Si todo está bien para qué tomarnos la molestia de tomar nuestra pluma o computadora y hacer una reseña de lo “maravilloso”, “sublime”, “exquisito” de una obra. ¿Cuál es el propósito del crítico en la actualidad?

No creo que sea el de mantener una postura conservadora en donde se trate de salvaguardar las viejas maneras de hacer teatro. Estamos aburridos de asistir a los mismos espacios teatrales con las mismas personas de siempre, esto lo digo como público ya que siempre me he considerado una espectadora crítica. Urge abrir paso a nuevos talentos, a nuevas narrativas que hablen de la Naturaleza Humana.

Nos encontramos en recintos añejos que huelen a podrido porque decidieron cerrar sus puertas y mostrar la censura con un perfume de “nuevo” y “positivo”. Las obras a las que he asistido últimamente no sólo carecen de estructura dramática y con esto no me refiero a que debemos seguir el canon aristotélico, pero la mente, la psique, necesita entender qué se está diciendo, necesita la historia para poder entender lo que sucede. Falta rigor en las dramaturgias y direcciones actuales. Han perdido la capacidad de profundizar en el espíritu y psique humanos. El melodrama del bueno vs malo tomó la batuta. ¿No hay más en el alma humana que sólo la bondad o la maldad extrema? ¿No reina en la psique los claroscuros de Cavaggio?

Nos hemos ido en búsqueda de la luz, pero la luz ciega. Por más bello que sea el sol no podemos verlo sin después habitar el mundo de las sombras. Como un ejercito de zombies bien vestido, con ropa pirata o barata, nos engañamos y vamos vestidos de rosa a ver las grandes producciones y aunque no tengan nada profundo decimos que lo son y defendemos con encono la mentira.

Cuando estudiaba en la escuela de escritores siempre se pedía respeto al compañero que presentaba su trabajo y quienes opinábanos  debíamos justificar el por qué nos gustaba o no con respeto. Hoy, lo que antes era un ejercicio crítico para mejorar la escritura propia y del compañero, podría llevar a expulsión de cualquier alumno o maestro.

Nos encontramos en  una era Egoíca e infantil en donde los adultos crecen con temor el rechazo y la crítica. En dónde queda entonces el ejercicio del crítico si este se suma a la buena ventura del todo está bien, le echaste ganitas.

Urge volver a situar al crítico como crítico, urge volver a pensar de manera crítica a nuestra sociedad y comunidad –palabra tan de moda–, pero recordemos que el individuo no puede pensar de manera colectiva, y de hacerlo pierde su individualidad. Por ello el valor del crítico es ético, tiene una resistencia al pensar de manera colectiva. Señala los puntos débiles y fuertes de toda obra. Ve los dos lados de la obra y dialoga con el espectador, no guiado por el odio sino por el ideal del arte.

Sé que hablar de arte, verdad e ideales, suena romántico y absurdo, pero ¿de qué sirve la utopía? Nos sirve para caminar hacia adelante, aunque el horizonte no sea alcanzable.

Nuestra sociedad no se encuentra bien, tenemos una lucha interna y externa. Todo comentario negativo es acusado de “fóbico”, pero existe una fobia que debería preocuparnos y es la fobia por la verdad. Si continúa el ascenso de la intolerancia veremos pronto cómo el zapato de un hombre pisa el cráneo de otro tras la bandera del “amor” y “comunidad positiva”.

Deshuesadero Suite: ¿se puede hacer humor de algo que no es gracioso?

Por Johana Trujillo A.

Carolina Pimentel es directora especializada en teatro de máscaras y títeres, y forma parte del colectivo Deshuesadero T. Junto a Alfredo Romero y Daniel Loyola idearon en 2018 el espectáculo Deshuesadero Suite, como resultado de una residencia artística en Dell’Arte International en Blue Lake, California. La presentación del espectáculo los retó a enfrentarse a un público que no hablaba español.

“Fue muy interesante como lo recibieron porque entendieron todo. En California no se da tanto el fenómeno de las desapariciones, es un tema que ven en las noticias. Entonces se acercaban con mucho respeto pero también impactados de que les contamos una historia, entendieron todo el contexto sin ninguna palabra. Esa fue la mayor influencia, el poder comunicarnos con personas que no hablan nuestro idioma”, comparte Carolina.

Carolina, Alfredo y Daniel escriben, dirigen e interpretan este espectáculo que explora los bordes entre sufrir con la pesadilla y bailar con ella. Una mujer es raptada por dos hombres que la meten en un costal. Con su fotografía en mano, una anciana va en su búsqueda y, cuando finalmente cree haberla encontrado, su trabajo parece ser en vano tras la aparición de un inmenso costal lleno de cuerpos, que se traga lo que está a su alcance.

Sin emplear una palabra y haciendo únicamente uso del movimiento, la máscara y la música, logran representar la grave situación de la desaparición forzada y tráfico humano en México donde hay más de 100,000 personas desapariciones registradas oficialmente. En muchos casos las desapariciones no se denuncian por lo que la cifra puede ser aún mayor, reflejando un patrón crónico de impunidad, a la que la sociedad se ha vuelto cada vez más indolente.

“Algo que nos llamó mucho la atención es que es parte de un sistema económico también, es decir, muchas de estas desapariciones están ligadas al narcotráfico, a la trata de personas, a la venta de órganos. De pronto los seres humanos se han vuelto una mercancía”, dice Pimentel.

Debajo de esa indolencia ante las desapariciones forzadas hay una negación que protege de vivir una experiencia así, por eso hacer humor de algo que no es gracioso era importante para la producción. “Es tan ridículo que lo hemos normalizado. Nos preguntamos cómo podemos hacerlo tan grotesco, tan obvio que se vuelva ridículo, y se vuelve humor negro”.

Además, no sabemos qué hacer. “Hace unos días desapareció un amigo de alguien de la producción y me decía mi amigo: ‘es que no sabemos que hacer. No sabemos cómo reaccionar. No sabemos qué se hace primero; si se le llama a los familiares, si se pone en las redes sociales o se va a la policía. No hay un protocolo a seguir’”, expresa la actriz.

Deshuesadero Suite nos invita a reflexionar y conversar a través del teatro de máscaras. Esta ocasión se presentará por primera vez con música en vivo creada por Francisco Solis. La escenografía, austera pero con mucho movimiento, estuvo a cargo de Tenzing Ortega, quien falleció el  mes pasado dejando una trayectoria de más de 150 puestas en escena.

Gracias a una producción realizada con el estímulo fiscal del artículo 190 de la LISR (EFIARTES) a través de INTELISIS, en Ciudad de México tendrán una nueva temporada de ocho funciones en el Teatro Benito Juárez, ubicado en Villalongín 15, Colonia Juárez, del 3 al 13 de agosto con funciones los jueves y viernes a las 8pm, el sábado a las 7pm y el domingo a las 6pm. La venta de boletos es en taquilla y ticketmaster con entrada general de $184. Descuento del 50%, sujeto a disponibilidad y limitado a estudiantes de nivel básico, maestros, personas con discapacidad, trabajadores de gobierno y afiliados al INAPAM con credencial vigente.

Finalmente, se presentarán en noviembre en otras ciudades del país como en Tijuana, Baja California; en Tlaxcala, Tlaxcala; en Zamora, Michoacán; y en Celaya, Guanajuato.

La importancia del drama en la vida moderna

Por Viridiana Nárud / Foto: Unsplash

El drama ritual permitió reconstruir
liturgicamente el cuerpo divino.
William K. Mahony

Llevo años haciendo crítica teatral, mismos años de lucha por no aburrirme del teatro en México. Sin embargo, en estos últimos meses asistir al teatro se ha convertido en un verdadero suplicio, se agotó mi curiosidad, incluso mi odio por las malas obras se ha apagado. ¿Por qué si el arte dramático es el que más disfruto, a manera de expresión personal, se ha convertido en un tormento? Mi respuesta constante es: son malas las dramaturgias. Algo se ha perdido en el espíritu moderno que ve con frialdad la naturaleza humana y por debajo de los hombros las pasiones humanas, las estructuras aristotélicas y el significado de la palabra.

Hablar de lo políticamente correcto, ceñirse a su limitada estructura y visión que esclaviza y censura la naturaleza humana cruel, desconcertante, indomable y bella. El Ser humano es un constructo ideal nacido de la idea del Progreso. Ser Humano no es natural al homo sapiens así como tampoco la idea del Bien. Lo Bueno y lo Malo son constructos que pertenecen a la evolución del pensamiento humano. El ser humano no es bueno ni malo por naturaleza, es bueno o malo conforme a sus estructuras de pensamiento y acciones. ¿Por qué entonces encasillar al ser humano en lo bueno?

Si la dramaturgia pierde visión de profundizar en la naturaleza humana y cree que sólo debe enunciar lo bueno, miente. Esta gran mentira, esta falta de visión y profundidad en la naturaleza humana me ha alejado del teatro.

La palabra no tiene sólo un significado y es por ello que su verdad no puede ser expresada de manera única. Si se limita a la palabra, si se le resignifica, si se le somete a expresar lo contrario a su significado, la mente humana comienza a confundirse. Son las palabras expresión de nuestro pensamiento, si las limitamos perdemos la capacidad de pensar correctamente. Cuando asisto al teatro me aterra ver cómo ese mundo de Orwell, en donde las palabras eran resignificadas, se ha vuelto realidad. Todo es políticamente correcto, se premia lo correcto, se produce lo correcto, se actúa lo correcto, sin importar el daño a la libertad humana a su pensamiento. Nos hemos perdido en una estrecha línea recta que nos censura.

Hacer drama es tejer los multiversos rotos, unir con imaginación al ser humano con su espíritu, es buscar trascender a través del acto ritual del teatro y del espectador. Es tratar de revelar una verdad humana sin necesidad de constreñirle un significado único y verdadero. Porque la verdad se transita y se habita brevemente, es efímera. Quien cree que posee la verdad y la enuncia como única es un dictador.
Mientras creamos que lo “malo” del ser humano no debe ser expuesto a la luz, nos mantendremos en la ignorancia que cada día se multiplica más. Cuando se pierde la capacidad de crítica y autocrítica se pierde la capacidad de cambiar, de potencializar lo mejor que está dentro de nosotros. Mientras continuemos mintiendo en nuestros dramas modernos, una sombra se alimentará de nuestras mentiras y nos mantendrá en silencio, de esta manera el drama dejará de ser grito de la ciudades para ser aliado de la mentira.

Llega a México Ensayo de Pascal Rambert

Por Johana Trujillo A. / Foto: Mario Morales

Luego de triunfar en Francia y España, el próximo 3 de agosto se presenta por primera vez en México Ensayo, del multipremiado dramaturgo francés Pascal Rambert, quien en 2016 obtuvo el Premio de Teatro de la Academia Francesa al conjunto de su obra, misma que ha sido traducida al inglés, ruso, italiano, alemán, japonés, chino y holandés.

Ensayo ha obtenido reconocimientos, como el Premio Émile Augier de Literatura y Filosofía en 2015 y llega a la Ciudad de México bajo la dirección del guanajuatense Juan Manuel García Belmonte, producida por Hanna Berumen y protagonizada por María Inés Pintado, Daniel Martínez, Sonia Couoh y José Carriedo. Además, la escenografía e iluminación tiene la experiencia de Gabriel Pascal, en música y diseño sonoro cuenta con el trabajo de Rodrigo Castillo Filomarino; y en vestuario con el de Salvador Hernández y Daniel Moreno. La traducción al español es de Coto Adánez.

Una compañía de teatro está teniendo un crisis a su interior. Cuando eran jóvenes, comenzaron queriendo cambiar el mundo y refrescar la mirada hacia el teatro. Luego de trabajar 20 años emprenden un viaje que los cambia y nos invita a reflexionar la pertinencia del arte. En entrevista con José Carriedo y Sonia Couoh, nos cuentan de esta puesta en escena en donde los personajes llevan el mismo nombre que los actores. Daniel, interpreta al director; María Inés y Sonia son las actrices; y José es el escritor.

En cuanto a esta dialéctica de posturas, se vuelve muy interesante lo que se dicen unos a otros, pero como estamos hablando desde un ensayo, es más interesante que abramos la cortina del teatro y se vea lo que hay detrás, lo que implica para los creadores y los actores que estamos tratando de hacer las cosas de manera real, honesta, y también los vicios que eso implica. La obra requiere de una postura intelectual y también requiere de un análisis, no nada más es repetir el texto como en otras obras que son muy vertiginosas. En esta obra sí creo que es un ejercicio dramatúrgico muy interesante de Pascal Rambert pues obliga, incluso a nuestro director Juan Manuel García Belmonte, a no tener concesiones, a no irnos por las ramas”, comenta José Carriedo.

Para Sonia, la obra “es un microcosmos de las problemáticas que los seres humanos atravesamos y de las crisis que tienen que ver con un momento en el que si bien en la vida nos cuestionamos muchas cosas sobre la existencia humana, hay puntos específicos que por determinadas razones, ya sea la edad o por eventos, sucesos de la vida que nos confrontan como seres humanos, nos hacen cuestionarnos muchas cosas muy intensas donde a partir de ese momento es que la vida toma otros rumbos. Y ese es el caso en esta obra. Son cuatro seres humanos que se están debatiendo entre si lo que hacen vale la pena, si las relaciones que tienen son realmente valiosas, productivas y fructíferas, tanto las relaciones laborales como de amistad. Si la decisión que tomaron cuando empezaron, cuando eran jóvenes y había ilusiones y, dice un texto de Daniel, “cuando el pecho estaba henchido de sueños” si eso lo siguen soñando o ya no.”

“Creo que todo lo que nos está comentando Sonix al respecto enmarca este universo en el que también creo que nos merecemos este tipo de reflexiones y que cada vez veremos menos en términos de lo que el mundo nos está exigiendo. El mundo exige respuestas en una cantidad de caracteres no en una profundidad de caracteres”, agrega José.

El director nos llamó a Pepe y a mi a trabajar. En la obra somos pareja y en la vida real somos pareja, entonces desde ahí el director está haciendo un planteamiento de dirección. Y lo mismo pasó con Daniel, que no era María Inés Pintado, era otra actriz quien también es su pareja, pero por cuestiones laborales no pudo. Pero, ahí ya hay un planteamiento claro de dirección. Y esto refuerza cómo nos atraviesa. Creo que sí es importante; cuando a lo mejor en otras ficciones no lo es, aquí sí es importante que lo analizamos desde dónde estamos parados como personas y dónde estamos parados como artistas porque de otra manera sería difícil hablar de la manera en que lo hace Pascal Rambert”, aclara Sonia.

Ensayo es una obra que no tiene concesiones ni para el espectador ni para el elenco, y por eso el goce de la experiencia esta en cuestionarse. “Los personajes nos preguntamos muchas cosas y lo preguntamos al aire pero se lo estamos preguntando al público. Estamos preguntándole muchas cosas y eso me parece que es muy disfrutable”, dice Sonia. “También esto demuestra que subirse al escenario no es subirse a decir mentiras, es hablar con la verdad. Eso creo que es un disfrute también”, añade José.

A través de intensos monólogos, Ensayo nos habla del final de los movimientos artísticos, del fracaso de la sociedad, de los ideales, y de cómo se rompe el mundo cuando crees tanto en tu arte. Estará en temporada del jueves 3 al domingo 20 de agosto en el Teatro El Milagro (Milán 24, Colonia Juárez). Jueves y viernes a las 20 horas; sábados a las 19:00 horas, y domingos a las 18:00 horas. El jueves 10 de agosto no habrá función y el sábado 19 será función doble, a las 13:00 y 19:00 horas. Además, en septiembre se presentarán en El Teatro del Bicentenario de León, Guanajuato (el 7 y 8) y en el Teatro Cervantes, en Guanajuato (el 9 y 10). Boletos disponibles en taquilla y en boletopolis.