El Círculo Teatral

El Círculo Teatral es uno de los teatros culturales de la Ciudad de México. Fue fundado en 2004 por los actores Alberto Estrella y Víctor Carpinteiro.

 

Distrito Teatral difunde teatro cultural en la Ciudad de México. Nos gusta difundir el teatro que conmueve, confronta, divierte, hace reflexionar y reír. Queremos contribuir a dar a conocer el teatro que conmueve, confronta, divierte, hace reflexionar y reír porque es lo que nosotros disfrutamos ir a ver.

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Foto: Grupo Reforma

Centro Nacional de las Artes

El Centro Nacional de las Artes forma parte del INBAL y es uno de los teatros culturales de la Ciudad de México. El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura es el organismo cultural responsable de estimular la producción, promoción, difusión de las artes y organizar la educación artística en todo el territorio nacional. .

Centro Nacional de las Artes se integra por:
– Escuela Nacional de Arte Teatral
– Teatro Salvador Novo
– Foro Antonio López Mancera
– Teatro de las Artes

 

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Centro Cultural del Bosque

El Centro Cultural del Bosque forma parte del INBAL y es uno de los teatros culturales de la Ciudad de México. El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura es el organismo cultural responsable de estimular la producción, promoción, difusión de las artes y organizar la educación artística en todo el territorio nacional. .

Centro Cultura del Bosque se integra por:
– Teatro el Galeón
– Teatro del Bosque, Julio Castillo
– Teatro El Granero, Xavier Rojas
– Sala CCB
– Sala Xavier Villaurrutia
– Teatro Orientación, Luisa Josefina Hernández
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El 77 Centro Cultural Autogestivo

El77 es uno de los teatros culturales de la Ciudad de México. Es un centro cultural operado por el área de Impacto Social de Shakespeare & Cía. y sede de la Compañía de Teatro Penitenciario que tiene como objetivo el desarrollo de iniciativas que posicionen la cultura como una herramienta de cohesión y transformación social.

Distrito Teatral difunde teatro cultural en CDMX. Nos gusta difundir el teatro que conmueve, confronta, divierte, hace reflexionar y reír. Queremos contribuir a dar a conocer el teatro que conmueve, confronta, divierte, hace reflexionar y reír porque es lo que nosotros disfrutamos ir a ver.

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Joy Robota o las complejidades de abordar tantos temas

Por Guillermo Bejarano Becerril

¿Cómo sería la vida de una niña de siete años, que cursa el segundo grado de primaria, si su mamá se va de viaje de trabajo mientras que su papá trata de ser responsable? Joy Robota, ópera prima de Laura Baneco, aborda, trabaja y trata de dar una respuesta a esta interrogante como a otras muchas más, por ejemplo: ¿Los niños son crueles?, ¿Hasta donde está permitido imaginar?, ¿El padre depende de la madre? O ¿Por qué es tan difícil que este se acople a la rutina y las labores que ella hace día a día? ¿Por qué a los adultos les cuesta ser sinceros con sus hijos cuando ellos mismos no lo son? Esto y más sucede en Joy Robota.

A través de sesenta minutos y con las actuaciones de Ana Escalante (Joy), Daniel Ortiz (Rodrigo, amigo de Joy), Ricardo Rodríguez (Julian, papá de Joy), Anick Pérez (Elisa, mamá de Joy —voz de Alexa y personajes varios—) se cuenta cómo es la relación entre Joy y su padre Julián, ahora que Elisa —mamá de Joy— se va a trabajar a Alemania durante seis meses. Por tal motivo, Julián queda al cuidado de Joy, pero sin saber nada sobre su hija, pues no conoce su horario y rutina; su comida favorita; si ya le dio varicela; cómo hacerle entender, a su hija, que no es un robot; a qué se dedica o cuál es el problema que lo obliga a dormir todas las tardes y no, porque sea un mal padre, pueda estar tan al pendiente de ella.

Algo a destacar tanto de la obra como de la compañía teatral “Los bocanegra” es su trabajo en conjunto. Las actuaciones de cada integrante se compaginan tan bien porque han estudiado a sus personajes y son coherentes con la realidad, ya que aun en pleno siglo XXI, la figura del padre ausente o de un padre que no conecta con sus hijos o que se desatiende de la familia por su trabajo, diversión u otras excusas sigue vigente.

El diseño musical y sonoro es de David Almaga, quien no sólo ambienta las escenas, sino también participa, en ocasiones, en la obra porque se le incluye, se le regaña y se le invoca. Si bien Almaga no da una respuesta con su voz, sí la da con su guitarra eléctrica en vivo. No obstante, es necesario resaltar las participaciones de Daniel Ortiz, quien interpreta a Rodrigo, al profesor de Educación física, al abuelo de Joy y a otros personajes, y además, él es quien interactúa con el público. Por momentos, los espectadores responden o aparecen sin que se les invite, pero el actor es capaz y consciente de ello manteniendo todo bajo control para así continuar con la progresión de las escenas y de la historia.

Asimismo, Estefanía Loaiza cambia, intercambia y mueve las imágenes —figuras de cartón elaboradas por Anick Pérez y Laura Baneco—, que se proyectan en una pantalla al fondo y hacen que la escenografía sea dinámica porque, de un momento a otro, es posible ver la sala familiar, el tránsito y movimiento de la ciudad, un salón de clases, el patio y más lugares; así mismo proporciona material extra (utilería) como una rebanada de pizza o una corona.

Sin embargo, algo que confunde un poco, a no ser que ese sea el objetivo, es la iluminación de Sergio López Vigueras, ya que no se marca el cambio de escenas a través de la luz, sino que se hace con la pantalla donde se proyectan las imágenes, pero, si uno no las nota o no las considera, pareciera que los elementos de utilería o los personajes entran sin que se advierta y todo sea espontáneo. Aunque, un momento clave para comprender que algo terrible pasará es cuando las luces se tornan rojas y parpadean; advierten un cambio de ritmo y una transformación, pues la luz ya no es clara, constante, ni lineal, sino todo lo contrario, los tonos rojos y la oscuridad son señales de alarma, emergencia y preocupación.

Como propuesta teatral y artística, Joy Robota se une a la lista de obras que visibilizan la figura del padre, no como uno ausente, sino como el padre que debe de ser responsable y por fin cumplir con su rol, más que el del proveedor. Una muestra de lo anterior es la novela juvenil Frecuencia Júpiter (2013) de Martha Riva Palacio, donde el padre es responsable de su hija luego de que su madre los abandona.

Joy Robota se exhibirá hasta el 22 de septiembre —excepto el 15 de septiembre— en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque (CCB), Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n. Funciones sábado y domingo a las 13:00 hrs.

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GUILLERMO BEJARANO BECERRIL (Ciudad de México, 1998) poeta y estudioso de la literatura

mexicana. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha colaborado en los proyectos Soga viviente y Vida y obra de José Juan Tablada. Ha publicado en las revistas: Revista Zur; Pérgola de humo; Punto en línea, Casa del tiempo y Pirandante. Revista de Lengua y Literatura Hispanoamericana.

Lila cuestiona cómo se ve a la mujer en México

Por Johana Trujillo (@jOtrujilloA)

Entre humo y música, cinco mujeres entran a escena realizando movimientos corporales que evocan la capacidad de la mujer de dar vida. A lo largo de noventa minutos, Lila nos llevará a un viaje sobre la mujer a través de la danza, el teatro y el circo contemporáneo.

Lila cuestiona cómo se ve a la mujer en México. Con este espectáculo, la compañía Tránsito Cinco Artes Escénicas S.C. nos muestra lo que se nos ha dicho que “no debe” o “no tiene que” hacer, ser o tener una mujer pasando por la compleja realidad que viven muchas: no poder llevar el cabello porque porque “eso es de niños”; tener varios hombres sea mal visto pero no para los hombres, saber cocinar como requisito para poder casarse hasta ser embarazada por un hombre a los 15 años o no tener estudios pero tener que criar a tres hijas sola.

La iluminación, la multimedia de fondo y técnicas circenses como tela, aro, trapecio, clown y mástil chino crean una atractiva experiencia visual mientras conocemos a los cinco personajes. De cuando a su expertise, cada actriz realiza una rutina circense, acrobática o de malabarismo acompañada de canciones de Lila Down, Lhasa de Sela, entre otras cantantes mujeres, con las que conocemos no solo al personaje en cuestión sino qué es ser mujer hoy en día.

La música también marca los cambios de composición estética. Por ejemplo, una de las escenas se señala con la música para abrir el telón del Teatro de las Artes. Vemos jarrones, en línea, frente una de las actrices mientras toca el tambor y canta una canción cuya frase inicial es “mujer de tiempos sagrados”. Dos actrices más la acompañan en escena caminando sobre los jarrones. En otro momento, rehiletes en el escenario se pierden en el humo mientras la música da inicio a otra composición circense con aro en la cintura donde ese personaje nos comparte que a veces temió o dudó pero hoy se reconoce y se pertenece. Por otro lado, el vestuario resulta atractivo tanto por el color como por los bordados que nos evocan los textiles indígenas.

Lila, espectáculo dirigido por Jéssica González y Jorge Díaz, a través del circo nos recuerda quienes somos más allá de los estereotipos así como lo importante que es amarse a una misma y dejar que nuestra voz exprese nuestra verdad más profunda. ¿Cómo nos han hecho creer que debe ser y comportarse una mujer? ¿Hacia dónde queremos que vaya la idea de ser mujer hoy?

Además, las cifras no se desangran, al 38% de las mujeres las asesinan sus esposos y al 55% de las mujeres migrantes las violan en su trayecto hacia Estados Unidos y ni hablar de la realidad de las mujeres indígenas. Las mujeres somos libres de decidir ser lo que queramos ser y necesitamos crear nuevos modelos que hagan al sistema actual obsoleto.

¡Vamos al teatro!

Lila tendrá una breve temporada, de dos semanas, en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart) hasta el 11 de agosto los viernes a las 20:00 hrs, sábados a las 19:00 hrs y domingos a las 18:00 hrs. Los boletos tienen un costo de $150, con promoción de 2×1 los miércoles comprando a través de las página cenart.comprarboletos.com y los viernes en taquilla.

 


JOHANA TRUJILLO. Espectadora del teatro cultural de CDMX desde 2007. Siempre gustosa de ir al encuentro con una obra de teatro y contar sobre ese encuentro. Fundadora y editora de Distrito Teatral desde 2012. Diseñadora gráfica que también diseña estrategias de comunicación y crea contenido para proyectos culturales y ambientales.

Par de comodines, los clowns “toman” el teatro

Por Guillermo Bejarano Becerril

Con un título que, desde el primer instante, anuncia y remite al número dos con la palabra “par”; para redirigir al dos, pero ahora con la pareja que aparece en el juego de cartas o la función que cumplen los comodines en los naipes, es decir, la suerte y la fortuna, la pieza cirquera-teatral Par de comodines cumple con todo lo que advierte en su nombre. Los actores, dramaturgos y directores Valerio Vázquez y Malcolm Méndez encarnan a dos payasos (clowns) que demuestran su fortuna o desgracia en escena al combinar cosas que se pueden pensar por separado: lo estricto y lo permisivo; el drama y la comedia; la oscuridad y la luz; lo armonioso y lo discrepante; el circo y el teatro.1

Par de comodines es una pieza teatral que nos ofrece un show circense. En esta temporada, rinden homenaje póstumo a su maestro, Anatoli Lokachtchouk, artista circense ucraniano y principal promotor del clown en México. Desde que salen a escena, rompen con la solemnidad del teatro y crean una atmósfera festiva. La escenografía —de Tenzing Ortega (QEPD)— nos lleva al interior de un circo. Se recrea con focos que cuelgan en hilera, un circulo como pista en el centro, las cortinas rojas, la diana del tiro al blanco y la silueta de una carpa circense. La iluminación —de Roberto Paredes— cambia de colores de principio a fin. Cuando salen los actores todo es claro y luminoso pero mientras avanza las luces son intermitentes cambiando de colores rojos, amarillos, o parpadean. El vestuario —de Samuel Conde—, desde un inicio indica que existen dos maestros de ceremonia. Uno con un sombrero de copa que parece más bombín o su saco y chaleco negro; el otro con una chamarra, a veces, chaleco rojo y lineas verticales blancas y amarillas. Un bastón versátil se usa como lo que es o el mango de una red o el artefacto para aporrear a su compañero o trajes especiales para hacer acrobacias. Los efectos de sonido —ejecutados en escena por Gregorio Villegas— sirven como la ambientación de cada uno de los movimientos de los payasos y hacen más cómica cada escena.

El teatro contemporáneo regularmente aborda situaciones de la realidad como meditar sobre el ser, la identidad, el papel del dramaturgo, la violencia, el amor u otras de estas realidades que vive (o pudiese vivir) cada persona o ficciones no miméticas como los viajes en el tiempo o espaciales; las utopías o distopías. No obstante, Par de comodines no abusa de ello. La misión de estos cómicos es recrear la hazaña de Guillermo Tell —aquel personaje y símbolo suizo que encarna la rebelión y la libertad—, quien consiguió atravesar con una flecha una manzana que estaba sobre la cabeza de su hijo. Antes de cumplir su misión, se enfrentarán a múltiples desacuerdos por encontrar la manzana, por saber en qué cabeza estará y quién disparará. Todo esto desde un sentido humorístico e irónico, pues discuten, se aporrean o se cargan uno a otro para realizar actos circenses, acrobacias, trucos e ilusiones ópticas.

El arte teatral no es sólo drama, también converge la comedia y la magia del circo con la corporalidad, la pantomima y la música. Quien piense que la actuación de un payaso (clown) no presenta dificultad debería de asistir y ver la obra. Esta temporada, la compañía teatral “La Gran Pompa” presentará Par de comodines hasta el 22 de septiembre de 2024. Funciones sábado y domingo a las 12:30 hrs excepto 21 de julio y 15 de septiembre. El Teatro Orientación Luisa Josefina Hernández del Centro Cultural del Bosque está en Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n.

 


GUILLERMO BEJARANO BECERRIL (Ciudad de México, 1998) poeta y estudioso de la literatura mexicana. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha colaborado en los proyectos Soga viviente y Vida y obra de José Juan Tablada. Ha publicado en las revistas: Revista Zur; Pérgola de humo; Punto en línea, Casa del tiempo y Pirandante. Revista de Lengua y Literatura Hispanoamericana.

 

1 En este texto, la palabra “payaso” y “clown” se ocupan de manera indistinta y como sinónimos. Sin embargo, para algunos investigadores del tema, sí existe una diferencia entre los términos. En el texto “El payaso y la Filosofía” (2002), María Zambrano estudia la función del payaso y cómo este conecta con el otro; como su maquillaje o vestuario seduce y conversa con la muerte, o cómo su figura representa la libertad. Otros tantos consideran al clown, como lo presenta Jorge Alberto Caballero Arenas en el libro “Los dramas del clown. Un acercamiento teórico a la dramaturgia del clown” (2020), un personaje teatral, que nace en la Inglaterra del siglo XVI y rompe con las reglas sociales por ridículo y ajeno de esa realidad. Miguel Roberto Borras Rueda, en su conferencia “El Clown: ¿personaje o no-personaje?” (2003), expone una diferencia: el payaso está construido, es cómico, improvisa y cuenta con una identidad; el clown está en búsqueda de una identidad.

Ensayo: “Somos una raza que se apaga.”

Por Johana Trujillo A (@jOtrujilloA) / Foto: Roberto Plascencia

Al centro del escenario, iluminada con dos lámparas está una mesa de madera y triplay cuadrada con varios engargolados apilados, un libro de Stella Adler y otros más sobre de ella; y dos sillas de madera a cada lado. Al frente, un pizarrón negro que tiene escrito: «“Somos una raza que se apaga. Siento la sangre de mi cuerpo. Estoy lista para morir”. Ensayo 19:00 hrs.»

Los espectadores estamos de frente o en los laterales izquierdo y derecho del Teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque. Somos testigos de un ensayo donde Sonia Couh es Sonia, una actriz que interpreta a Diane. María Inés Pintado es María Inés e interpreta a Iris. José Carriedo es Pepe, el dramaturgo; y Daniel Martínez es Daniel, el director. A través de cuatro monólogos, conocemos su postura frente al teatro, sus relaciones de pareja, los sueños de juventud y el sentido de seguir como compañía. La música acompaña a cada monólogo y también da la palabra a cada personaje.

Los personajes pendulan entre los personajes del texto que ensayan pero también entre sus vidas como pareja, amigos y colegas en una compañía que iniciaron hace 20 años pero que hoy está implosionando. Entre diálogos y pensamientos, navegamos entre su realidad y la ficción dentro del teatro El Granero del Centro Cultural del Bosque.

Como espectadores asistimos al ensayo de una obra, pero en realidad nos invitan a ser parte activa tanto del teatro como de la vida misma. Con cada pregunta que se lanzan en realidad también la lanzan a quienes estamos ahí (si es que estamos con la escucha activa). Como espectadores y seres humanos nos desafían, nos envuelven en la misma crisis interna.

¿Cuál es el papel del espectador en el teatro? Establecer relaciones — nos dice Sonia. Mientras que también se (y nos) pregunta “¿cómo entender el amor sin la admiración?” y afirma que “poco importa que la estructura estrelle en pedazos”. Sin embargo, María Inés cuestiona “¿qué es  mirar? ¿qué es dirigir?”, incluso provoca al decir que “gozar es el objetivo” porque “el mundo no está anestesiado”, y ante la crisis interna cuestiona qué cosas han hecho en veinte años. Ella cree que “la verdad se revela a través del goce”. Gozar y amar es su bandera.

En cambio, Pepe nos recuerda que “un artista sólo piensa en su obra, es un ser egoísta que sólo busca la correcta ejecución de su obra, así que nos ofrece un don: ser él mismo”. Para Pepe el desastre es la compañía y tal vez los grupos mueren cómo pasa con las personas y las ideas. Entonces, ¿qué los vincula? ¿En qué creen hoy? “El ser humano uniéndose a otros es capaz de cambiar al mundo”—nos recuerda. Finalmente, Daniel pone sobre la mesa que dentro de cada uno había sueños. “Nos oxigenamos de sueños”, además, quien es creativo “siente y dice quiero”. Daniel nos recuerda que con el pecho lleno de sueños, ávidos de cambio, había que probar si teníamos razón. Nos invita a refrescar la mirada. ¿Qué es ver? ¿Qué es mirar? —nos pregunta también.

Tal vez ellos luchaban por más belleza, sencillez y justicia pero a mí me inquietan con sus preguntas. ¿De qué sirve cambiar al mundo? Quizá por ahora sea más simple empezar por no temerle a la vida y recordar que el amor une, que el arte encuentra sentido en la juventud pero también en los sueños compartidos.

¡Vamos al teatro!

Ensayo, del multipremiado dramaturgo francés Pascal Rambert; con traducción al español de Coto Adánez; es dirigida por el guanajuatense Juan Manuel García Belmonte y producida por Hanna Berumen. Además, la escenografía e iluminación tiene la experiencia de Gabriel Pascal, en música y diseño sonoro cuenta con el trabajo de Rodrigo Castillo Filomarino; y en vestuario con el de Salvador Hernández y Daniel Moreno.

Reestrena con una segunda temporada hasta el 18 de agosto en el Teatro El Granero (Paseo de la Reforma y Campo Marte s/n), los jueves, viernes y sábado a las 7:00 pm y los domingos a las 18:00 hrs. Costo de boletos $150. Duración: 120 min. Edad recomendada: mayores de 15 años. Boletos en taquilla o en línea aquí.


JOHANA TRUJILLO. Espectadora del teatro cultural de CDMX desde 2007. Siempre gustosa de ir al encuentro con una obra de teatro y contar sobre ese encuentro. Fundadora y editora de Distrito Teatral desde 2012. Diseñadora gráfica que también diseña estrategias de comunicación y crea contenido para proyectos culturales y ambientales.

¿Qué tan arriba es arriba? O la posibilidad de ver hacia adelante

 

Por Guillermo Bejarano Becerril / Foto: Luis Quiroz

En México, ya sea en la familia, en la escuela, en la sociedad o en conversaciones, pocas veces se habla de la muerte; la soledad; los cambios abruptos; la conexión entre la naturaleza y el ser humano por mencionar algunos. En países europeos u orientales —como Suecia, Italia, Alemania, Japón o China—, sí se abordan y desarrollan en su literatura o en expresiones artísticas (cuentos, novelas, poemas, pinturas o estampas).

Quizás en México se deba a un tabú, al misterio que rodea a la muerte o a la “inocencia”, desde la perspectiva de un adulto, que transmite la figura del niño. Sin embargo, con el pasar de los años, esto parece estar cambiando. Desde libros de Literatura Infantil, como ¡Casi medio año! (1997) de M. B. Brozon —novela que se centra en un niño, el cual atraviesa diferentes experiencias como su primer amor, el cambio de casa, el vínculo con su hermana, o la muerte de su padre— hasta la obra de teatro ¿Qué tan arriba es arriba?, escrita por Brendan Murray; traducida y dirigida por Otto Minera que fui a ver el domingo pasado.

Estrenada en el lejano 2022 en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky del Centro Cultural del Bosque (CCB), la compañía teatral “Hasta la China” regresa al escenario con ¿Qué tan arriba es arriba? ahora en el Teatro Helénico. El elenco lo conforma Gilary Negrete, Aketzali Reséndiz, Itzhel Razo, Jesús Salgado y Aleida Méndez. En sesenta minutos, cuenta la historia de Pequeña Estrella, quien, ante la inminente realidad, desea detener el tiempo para que su abuela, Mamá Luz, no perezca y sucumba como todo ser mortal. Después de todo, morir es inevitable y es lo que es.

En su búsqueda por detener el tiempo, Pequeña Estrella (Aleida Méndez) cuenta con la compañía de un ser un poco inusual: el Pájaro —¿pájara o pájare?— que no tiene alas, pero vuela con el poder de su imaginación. Pequeña Estrella y el Pájaro que no tiene alas (Itzel Razo) se embarcan en la aventura para encontrar a tres magos y las respuestas que están buscando. Mientras esto sucede, entre transiciones que se marcan por la música e iluminación, el Sol (Jesús Delgado) y la Luna (Aketzali Reséndiz) vigilan el viaje de la niña, pues si se detiene el tiempo, ellos dejaran de bailar.

Tanto la iluminación y escenografía de Félix Arroyo, como la musicalización de Erick Guererro, Emiliano Jiménez y Joaquín López “Chas” mantienen nuestra atención en todo momento, pues entre los cambios, ya sea de escenografía o de escena, los actores interactúan con el público no sólo para distraer la mirada del centro, sino para conservar el misterio y la habilidad para cambiar e incorporar personajes o utensilios que usarán más adelante.

Recomiendo la obra por todo lo que involucra, desde su realización hasta la concepción, tal como se demuestra en el escenario y en el programa de mano, donde se evidencia la importancia de las abuelas en la vida de un niño como de la creación de un arte pensado para este público. Desde que inicia la obra es notable ver que los actores han estudiado a sus personajes con detenimiento y se sienten cómodos en la interpretación, pues se nota que conocen el tema de la muerte y la manera más objetiva para comunicarlo a un público infantil.

¿Cómo le explicas a un niño que la vida acaba para todos? ¿Cómo le haces entender, con una escenografía rudimentaria, sencilla e ilusoria —usan un baúl; una cama que se transforma y se convierte en todo (por ejemplo, jardín o nieve); un perchero-árbol; y una barra corrediza donde se cambian, salen personajes y habitan los magos—, el paso del tiempo, el cambio de climas o de espacio? Esto no es sólo lo único por mencionar, también es necesario decir y reconocer cómo dos historias funcionan a la vez (el viaje de Pequeña Estrella y la presencia del Sol y la Luna). No sin olvidar, los cambios de luz y de música, que también refieren a la muerte, desde colores vivos hasta oscuros; desde un viaje que inicia y termina, desde la primavera hasta el invierno, el andar del tiempo y su detenimiento.

No es la primera vez que disfruto de una obra para niños; sin embargo, siempre resulta interesante y asombroso ver la realización y la habilidad de cada ser involucrado para conectar con un público que no sólo necesita estar atento o deslumbrarse con luces y brillos, estereotipo asociado a los niños y marcado por el cine y la televisión, sino, a la vez, entender y comprender el mensaje de una obra artística como esta lo es.

Por las razones anteriores y más vayan a ver ¿Qué tan arriba es arriba?. No sólo por el hecho de ser “poco convencional”, sino porque propuestas como esta nos recuerdan la importancia y la necesidad de crear espacios para el público infantil y juvenil; que el arte, en este caso el teatro, es un lugar de encuentro, donde convergen espectadores de diferentes y múltiples edades (niños, niñas, jóvenes y adultos); que el teatro dirigido para un público “joven” cuenta con sus propias características y dificultades; que el tema del tiempo, la muerte, los cambios son temas humanos que se abordan tanto en una puesta en escena como en la literatura. La obra estará todos los fines de semana (sábado y domingo) hasta el 15 de septiembre en el Centro Cultural Helénico, Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn, Álvaro Obregón, 01020 Ciudad de México, CDMX.

 


GUILLERMO BEJARANO BECERRIL (Ciudad de México, 1998) poeta y estudioso de la literatura mexicana. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM. Ha colaborado en los proyectos Soga viviente y Vida y obra de José Juan Tablada. Ha publicado en las revistas: Revista Zur; Pérgola de humo; Punto en línea, Casa del tiempo y Pirandante. Revista de Lengua y Literatura Hispanoamericana.

Herencias y querencias: homenaje a Germán Dehesa

Texto y fotos de Víctor Zenteno

Sonaré “Muchachocho”, como la pareja de mi vida le ha dado a llamarme a últimas fechas, antiguo, grande o de plano viejito para mis 48 años, cuando en mi día a día las frases melancólicas surgen de mi voz. “En mis tiempos”, “Cuando era joven” o la recurrida con más frecuencia: “Antes se hacían las cosas diferente”.

La realidad, por lo menos para mí, es que las generaciones han cambiado. Con ellas se han ido desvaneciendo muchas de las referencias sociales, culturales o de lucha social y política de mi juventud. Momentos claves para nuestra sociedad, triunfos que dieron forma a lo que es hoy nuestra destartalada Ciudad de México. No olvidaré cuando Voceadores de México se enfrascó en una lucha con el periódico Reforma, por no seguir las reglas monopólicas de distribución y una buena parte de la sociedad tomo las calles, cada mañana, para vender el diario y así romper con una de las estructuras más longevas de nuestra ciudad.

Ese momento clave, que hoy nos da una libertad de prensa fuerte y con carácter, fue también un momento donde las columnas de opinión, anteriores a las redes sociales, tenían esa fuerza, además de la comedia y libertad que hoy no leo o veo. Recuerdo, con algo de nostalgia, cuando con los amigos y casi todas las noches nos reuníamos a tomar café en Coyoacán y platicar de todos los temas que un grupo de jóvenes de entre 17 y 21 años pueden hablar: amores, familia, política nacional o internacional. Eran parte del menú temático nocturnal que siempre se aderezaba con la risa. Esa risa sarcástica y dura, humor negro vestido de cultura nacional que se burla de todo y todos hasta que procesa las noticias y las vuelve más asequible a nuestro entendimiento.

Una de esas columnas, sin lugar a dudas la mas recurrida y agradecida, era La Columna del Ángel, de Germán Dehesa. Voz que con una maestría en las palabras, un humor sátiro y directo, podía reventar cualquier posición política tanto de derechas como de izquierdas. Una pluma expresamente política, pero apartidaria, que a diferencia de hoy en día, unificaba visiones, daba luz sobre los temas del día y nuestra clase política.

Es por eso que hace unos días que nos invitaron a una tertulia político musical con Angel Dehesa y Virulo, que definitivamente es mas Muchachocho que yo, accedí con grato gusto. En cuanto me dijeron que la tertulia, Herencias y querencias, iba alrededor de anécdotas y la columna de Germán lo primero que vino a mi mente fue ese pequeño lugar en Plaza Loreto, La Planta de Luz, donde más de una vez el grupo nocturnal se reunió a escuchar a German y al mismo Virulo en la nada desagradable labor de deshacer y rehacer nuestra sociedad, clase política, grandes empresarios y hasta uno que otro personaje de la farándula. Eran noches de risa en exceso. Tanta risa generaban, Germán y sus amigos, que uno dejaba la Planta sintiendo que había pasado dos o tres horas en el gimnasio especializado en abdomen y abductores.

Aquí es donde vuelve la frase: “Antes se hacían las cosas diferente”. La columna de Germán, como mencioné anteriormente, siempre fue una risa unificadora. Hoy en día la risa no es autónoma, no es libre, tiene un componente divisor y clasista; tanto para arriba de la pirámide social, como para abajo. Es vulgar y casi siempre soez, impertinente y segregadora de opiniones y personas. Si no piensas como yo, ya no es que seas mi contrario, ahora eres mi enemigo jurado, mi Masiosare Nacional, mi antagonista ideológico sin puntos compartidos. A esto le sumamos una sociedad que en promedio lee menos, se informa menos y de forma digital, el resultado: un combo mas grasoso que hamburguesa con papas de franquicia norteamericana.

Esta tertulia refrescante que es Herencias y querencias me recordó los tiempos donde podíamos ser valientes y corteses, duros y risueños, críticos, progresistas y con valores. Esa combinación que hoy no se ve, no se lee y si se llegará a escuchar, es peligrosa por ser contraria a todas las formas actuales, todas que son distintas y no soportan al otro diferente.

Según nos comentario Ángel y Virulo, estas tertulias seguirán realizándose los días 28 de julio, 11,18 y 25 de agosto a las 18:00 hrs en el Bar Hobos de San Ángel, en Ciudad de México. Sí, la risa es contagiosa y unificadora. Por eso los invito a que vean y sientan como eran nuestros tiempos de jóvenes, los tiempos que la ciudad era definitivamente otra, una más unificada, menos progresista pero donde criticar se volvía una risa constante y no llegaba el miedo a ser cancelado por Muchachocho Masiosare, enemigo funesto a muerte de las opiniones de redes sociales. En donde el cardio se hacía los viernes por la noche en La Planta de Luz y el resto de la semana se tomaba café con risas y amigos.

¿Y usted cómo durmió? Montiel… (Seguiremos reclamando)


VICTOR ZETENO. Comunicólogo de profesión y Chef por ilusión. De 2017 a 2022 realizó turismo biocultural en Zinacantán y eventos gastronómicos en San Cristóbal de las Casas, dos municipios del Estado de Chiapas, en México. Hoy en día es chef investigador en el Laboratorio Gastronómico Naranja Central 360º donde buscan investigar, preservar y recuperar la gastronomía enfocada en los valores ambientales, sociales y culturales.