Los Argonautas, sonidos del desplazamiento
Entrevista con Luis Arturo García
Por Johana Trujillo A (@jOtrujilloA) / Fotos: Carlos Alvar
Luis Arturo García estudió Ciencias Políticas y Administración Publica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y empezó a hacer teatro como una manera de socializar con las personas. Ahí se dio cuenta que el teatro, además de una herramienta social, le daba la oportunidad de decir otras cosas. Es egresado también del Centro Universitario de Teatro (CUT-UNAM).
“Yo creo que el arte tiene que tomar una postura ante los hechos que suceden en migración, en desapariciones forzadas, en cambio climático, en identidad de género y en muchos otros temas que aparentemente son de urgencia porque tienen que ver con una coyuntura política y social a nivel mundial. Considero que todas las artes estamos convocadas a ofrecer un punto de vista y ser un espejo de la realidad.”, comparte en entrevista para Distrito Teatral.
EL PROCESO CREATIVO
En 2018, mientras realizaba un proyecto en Tijuana en la comunidad haitiana Little Haiti, casa de decenas de inmigrantes haitianos desde 2016, en su día libre fue a La Garita Internacional de San Ysidro, un puerto fronterizo entre Estados Unidos y México, y se dio cuenta que muchas personas estaban cruzando la frontera de regreso a México. “Me acerqué a preguntarle a uno por qué regresaban. Y me dijo «me acaban de deportar». Fue como un golpe para mí pero al mismo tiempo un deseo de decir «tengo que hacer algo». Empecé a imaginar un posible trabajo en 2018. Además, lo fui conectando con mi propia historia: Mi abuelo fue migrante. Mi abuela tenía un teléfono y me platicaba que él le llamaba”, recuerda García.
Eso motivó realizar Los Argonautas, sonidos del desplazamiento, una puesta en escena del texto “Argonáutica”, de Noé Morales Muñoz, y también una instalación sonora basadas en un proceso de acompañamiento a personas en tránsito, retornadas y deportadas a México desde Estados Unidos.
Al comenzar a trabajar con una visión interdisciplinaria, le empezó a llamar la atención el arte sonoro y la creación con nuevas tecnologías. “Con ayuda de uno de los ingenieros que trabajan en el proyecto, intervenimos unos teléfonos análogos de disco con tecnologías digitales. Se escuchan fragmentos de conversaciones, de recuerdos, de canciones, de memorias que empezamos a hacer durante el acompañamiento que realizamos durante un año a comunidad deportada, y después, con la Caravana de Centroamérica que estaban en ese momento. Fue imposible no tomar registro, no atender y no voltear a ver”, explica García.
Empezó como un work in progress en 2019 en donde sólo quería que fuera la instalación porque se sentía tan rebasado por todo lo que habían vivido en el proceso que pensó “Yo sobro, sobra mi voz”. En esa ocasión, sólo estaba su cuerpo en escena y los teléfonos con las personas escuchando. Pasó la pandemia que cambió al mundo y encontró cuál era el lugar en el que él quería participar y tener una voz. Ahora, en esta temporada en el Centro Cultural del Bosque la intención sigue siendo compartir “ese impacto que yo tuve al escuchar de primera voz a las personas que compartían conmigo algo de su memoria sonora”.
“La labor fue muy grande porque estuvimos en Tijuana, en Puebla, en Ciudad de México acompañando, yendo a casas de migrantes, albergues, yendo a negocios que trabajan con comunidad deportada o que contratan a migrantes; escuchando a diferentes asociaciones que atienden a comunidad migrante.”
Se realizó gracias a la colaboración con Espacio Migrante, Tijuana; Movimiento Juventud 2000 A.C., Tijuana; Border Angels, Tijuana; Undocumented Café Playas, Tijuana; Casa del Migrante de Tijuana, Tijuana; Puente TJ, Tijuana; Unified U.S. Deported Veterans Resource Center, Tijuana; Madres y Familias Deportadas en Acción, Tijuana; Restaurante Milli, Cholula, Puebla; Deportados Unidos en la Lucha, Ciudad de México; Ejército de Salvación, Ciudad de México, Yaotlyoacihuatl Ameyal AC, Ciudad de México y Comunidad en retorno, Ciudad de México.
UN TELÉFONO ANTIGUO EN UN MUNDO QUE YA NO EXISTE
Si bien en la mitología griega, Jasón y los Argonautas es una historia sobre las grandes vicisitudes por las que atraviesa un héroe, cuando se ha propuesto alcanzar algo que es valioso para todos a su alrededor, en Los Argonautas, sonidos del desplazamiento, en el espacio mismo espacio de la instalación sonora, seguimos la travesía de Jasón, un hombre que después de vivir en Estados Unidos, es deportado a Michoacán. La puesta en escena muestra al “antihéroe que regresa a casa como el deportado que es rechazado, segregado por una sociedad y por una comunidad que no valora su conocimiento. Un antihéroe del siglo XXI, que tiene que enfrentarse a esta serie de circunstancias para salir adelante”
Recordemos que en el mito original, Jasón, volvió a su tierra a reclamar el trono que, por herencia, le correspondía, pero su tío le dijo que le entregaría el reino, siempre y cuando fuera a la Cólquide y trajera el Vellocino de Oro. En compañía de otros héroes, los Argonautas, emprendieron una travesía en la que enfrentaron peligros asombrosos para cumplir la misión. Aunque la diosa Hera siempre ayudó a Jasón.
Además, lo interesante de su propuesta es el “giro afectivo”. No ponen el dedo en la llaga pues la migración refleja las condiciones de millones de personas que se ven obligadas a desplazarse desde su lugar de origen. En México, según información de la Organización Internacional para la Migraciones (OIM), el corredor migratorio México-Estados Unidos es el más transitado del mundo, al ser Estados Unidos de América el principal destino de la migración mundial actualmente. Pero, ¿qué sonidos quedan en la memoria después del viaje? ¿Cómo se acompaña una deportación? ¿Qué pasa cuando la historia trágica queda fuera y hablamos desde la memoria?
“Cuando me traían de regreso, junto con los demás, en el camión solo se escuchaba el silencio. Hasta que llegamos a la frontera, del lado de México ondeaba una bandera gigante. Ese sonido me hizo comprender que no había vuelta atrás”, se escucha en uno de los audios registrados.
La nostalgia, los recuerdos, nos conectan. Se trata de un sentido de pertenencia no del país que indica nuestro pasaporte. Para Luis Arturo García, la memoria que se cuenta a través de esos teléfonos análogos en la instalación, “hace un paralelo con las personas deportadas regresando a un país en el que ya no cuadran, en el que son y no son”. El tiempo pasó, “tu vida al regresar, es como un teléfono antiguo que ya nadie entiende o nunca conoció.”
Los Argonautas, sonidos del desplazamiento es una apuesta para estar dispuestos a levantar el auricular, escuchar y participar de la acción pues “el espacio, como el mundo, es de libre tránsito”. Podremos cerrar los ojos ante este fenómeno migratorio pero no nuestros oídos para escuchar directamente su voz en esos fragmentos de un minuto, máximo minuto y medio. Permítete ser parte de la vida pública, de las cuestiones políticas que nos atañen como sociedad rompiendo esa frontera entre actores y espectadores. Además, al final de la función hay un conversatorio donde podrás compartir tu punto de vista y contar tu historia.
El equipo creativo lo integran Luis Arturo García, como intérprete y creador escénico; Noé Morales, como colaborador escénico y dramaturgo; Braulio Amadís Rodríguez, en diseño de espacio escénico, lumínico y video; Gaba Cortés, en fotografía documental; Emmanuel Arenas, en desarrollo y montaje de instalación digital; An Beltrán, en la asistencia de producción y Adriana García, en diseño gráfico.
Se presentará el 19, 20, 21 y 22 de octubre en el teatro El Galeón, Abraham Oceransky, como parte del IV Encuentro de Fronteras Líquidas. Las funciones serán el jueves y el viernes a las 20:00 horas, el sábado a las 19:00 horas y el domingo a las 18:00 horas. La duración promedio es de 50 minutos y la edad recomendada es de 12 años en adelante. Al final de cada función habrá un conversatorio con el público. Entrada $150. Compra tus boletos en taquilla o en Ticketmaster