
Ensayo: CUESTIONANDO AL CRÍTICO
Por Viridiana Nárud (@viridianaeunice)
Me pregunto si el crítico aún mantiene una voz de autoridad dentro del mundo de la escena teatral en México. También me pregunto si lo importante es ejercer una crítica honesta en lugar de levantar premios que sean otorgados por ellos y de ésta manera tener la aprobación de los creadores. Porque muchas veces, pareciera, que se pierde mucho del ejercicio crítico al tratar de agradar. Creo que si quisiéramos agradar tendríamos que ejercer otra cosa y no la crítica.
Pareciera necesario que es momento de rehabilitar la dimensión crítica. Lo que significa actualizar la luz de las transformaciones teatrales de la segunda década del siglo XXI. Sería comprender cuáles son los intereses e ideales de esta época. Lo cual no es sencillo ya que la intención lo pareciera, tiene más aristas de las que podríamos imaginar y las cuales no abordaremos ahora. Sin embargo, existe una constante en las nuevas y no tan nuevas dramaturgias de mitad del siglo XX e inicios de XXI: la ruptura de la estructuras. Lo que culminó en una creación de una teoría postdramática, la cual, algunos han olvidado, que se creó a partir de la necesidad de explicar lo que acontecía en la escena teatral de mitad del siglo XX y no como una guía para hacer teatro.
La fractura de las estructuras y su falta de entendimiento han degenerado en una vorágine teatral en donde la historia y su entendimientos son nulificados. Se ha olvidado que para el hombre la historia (la trama) ha servido para explicar su realidad ante el mundo, incluso con el rompimiento de las estructuras. Por ello resulta grave la falta del entendimiento de estas nuevas estructuras por parte de algunos creadores al presentar su obra, ya que pareciera una mezcla de meras ocurrencias. Para ejemplicar la necesidad del hombre occidental por contar historias y así aprender de ellas nos podríamos remontar a tres clásicos El poema de Gilgamesh, La Iliada y la Biblia, La Odisea y otros. Incluso si deseamos romper la estructura clásica de los tres actos, podríamos recurrir a las palabras de Godard quien dice que una historia siempre debe tener un inicio, un intermedio y un final, sin importar su orden.
El redefinir nuevas estructuras no ayuda a entender una época poco definida. En donde el hombre no sólo se ve afectado por la industria, también por una tensión constante de una destrucción de la especie humana en manos de humanos. La guerra armamentista, las bombas atómicas y bacteriológicas nos han sumergido en un terror constante. Se ha dicho que nos encontramos en una era marcada por la destrucción y que ésta sería en nuestro planeta. Podríamos entender un poco más de esto a través del concepto Antropoceno de Paul Cruzer (Premio Nobel de química 2000), el cual trata de explicar la época geológica actual la cual debería de reflejar el imparto del hombre sobre la Tierra.
El mundo ha cambiado, y no a la usanza de los abuelos. Lo que ha provocado que el espíritu de los hombres también lo haga, lo que se ve reflejado en el arte. La crítica debe transformarse para seguir comunicándose no sólo con los creadores escénicos, también con los lectores. Porque su tarea no es invitar a la gente al teatro, es hacerlo pensar y que ese pensamiento acompañado de sensaciones lo impulse a ir al teatro. Porque es lamentable leer una crítica que ensalce atributos que no existen en una obra.
El crítico tendría que entender que el mayor compromiso, no sólo es con él sino con el lector espectador; también cuestionar cuáles son las condiciones políticas, sociales y geográficas que nos envuelven.
Las verdades, históricamente podríamos comprobarlo, nunca agradan. La crítica también es sensible y cuando es honesta arroja una verdad. Quien la ejerce se ve afectado por múltiples factores que determinan su carácter y estilo, no tendría que ser tomada de forma personal para ejercer un juicio moral sobre otros. Tampoco tendría que ser tomada de forma personal por parte de los artistas escénicos.
Pensar el teatro no sólo tiene que ser desde la escena, también desde la crítica, como espectadores. Porque el cuestionarse el por qué, para qué, él cómo y dónde nos podría dirigir a una utopía (palabras ahora tan desgastada) de un mejor quehacer teatral.
* Escritora por necesidad, teatrera por convicción. Ha trabajado como directora, dramaturga y productora teatral, ha presentado obras en foros alternativos como: El Trolebús Escénico, Foro Shakespeare, Pandeo, Lucerna… Muchas veces se ha preguntado el por qué habría de escribir. Llegó a una conclusión: la realidad no le es suficiente. Cree que el mundo exterior tiene que ser revelado a través de esclarecimiento de las ideas y por ello el ejercicio de la crítica es fundamental. Egresada de la Escuela de Escritores SOGEM.
**El texto publicado es responsabilidad de su autor.