SIETE SEGUNDOS. IN GOD WE TRUST
Más corazón, menos intelecto.
Un maestro.
Por Viridiana Nárud @viridianaeunice
Siete segundos es el tiempo que le queda a Brad, piloto de la Navy norteamericana, antes de que su nave se estrelle y muera. Estos siete segundos son reconstruidos desde diferentes aristas como la familia típica norteamericana; el discurso armamentista, con el cual EUA ha intentado justificar su intromisión en otros países y, mantener un racismo hacia otras naciones. Un ejemplo cercano es el odio y marginación que se ha creado después del 11 de septiembre en contra de árabes y musulmanes. Además de mantener una historia llena de racismo que ha llevado a su país a segregar a los latinoamericanos, negros, orientales y todos aquellos que luzcan diferentes.
El texto de Falk Richter es fuerte, ya que este autor se ha dado a conocer por mantener una postura crítica ante la situación política mundial, el estado fallido y psicológico del individuo. Richter, se le ha ubicado dentro del teatro post dramático, el cual se caracteriza por romper la estructura aristotélica, dando más peso al trabajo sobre los mecanismos de exposición de la puesta en escena, como la música, la iluminación, la actuación, –la cual se encuentra desde un lugar de presentación que de representación – así como también encuentra más apoyo en la danza, la música y el performance; haciendo de lado el conflicto y el texto. También es cierto que en el teatro post dramático existe una desjererquización del texto (entendiendo a este como palabra hablada) y no una pérdida de este.
La dirección de Tania Tzoni nos muestra a cuatro intérpretes, tres de ellos de alta calidad como lo son: Paola Córdova, Verónica Bravo y Mariano Ruiz. Sin embargo, existe algo en el trazo escénico, y en la coreografía de Iyantú Fonseca –los cuales no dejan de ser impecables– que no permiten que el espectador se sienta cercano a la historia de estos personajes. ¿A qué se debe esta paradoja? Debido al excesivo esfuerzo intelectual al cual la directora ha sometido a esta puesta en escena y sus intérpretes, se ha perdido el sentimiento que puede provocar las pausas, el silencio y la fuerza de la palabra enunciada. En ocasiones, una idea vertiginosa debe ceder ante las necesidades de los actores y el texto. Ya que estos tienen una razón propia de ser y, no pertenece al autor, ni al director, sino a un discurso o sentimiento que se apodera de ésta.
Sorprendentemente, una puesta en escena, por más artificiosa que sea, debe generar una sensación de naturalidad, porque ésta antinaturalidad (con ello me refiero que nada en escena es natural, por el hecho ser un acto ficticio y crear un entendimiento con el otro de la “realidad”) revela ante el individuo una realidad distinta. Citando a Tarkovski: es necesario que la puesta en escena ilustre no sólo un sentido derivado, sino que siga la vida, al carácter de las personas y a su estado psíquico. Algo que se pierde en esta obra por querer demostrar un trabajo demasiado concentrado en lo visual. Lo que provoca un desequilibrio en todos sus demás componentes.
El diseño escenográfico a cargo de Ana Patricia Yañez, es minimalista y justo en la medida de sus necesidades. El dispositivo multimedia, videoarte e iluminación, es de Daniel Ruiz Primo, el cual ha creado a través de sus imágenes un discurso con el texto de Richter. ‘Siete segundos. In God we trust’, es una obra que visualmente es atractiva y que pierde su fuerza en el discurso. Sin embargo existe una búsqueda la cual pretende dar a conocer al espectador, una sensación distinta de ver el teatro.
SIETE SEGUNDO. IN GOD WE TRUST
Dirección: Tania Tzoni
Elenco: Paola Córdova, Verónica Bravo, Mariano Ruiz y Karim Torres.
Diseño escenográfico: Ana Patricia Yañez.
Coreografías y asesoría física: Iyantú Fonseca.
Teatro el Milagro. Milán 24, col. Juárez.
Hasta el 21 de julio
Lunes y martes, 8:30pm